miércoles, 29 de julio de 2009

EL SONIDO QUE HUYE


En la soledad del propio corazón se oye cada noche cómo late el silencio, los últimos ecos de un crepúsculo que aún crepita, el sonido que hacen las horas cuando sucumben, y cómo se acerca con sus pasos de nube el lejano grito del día.
Entre los vacíos de ese pálpito van cayendo los sueños desde la luz inoportuna de la vida sobre el reflejo de la nostalgia, allí donde todas las lágrimas dejaron su huella, como si fueran ahora las estrellas de un pequeño firmamento hecho añicos.

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