lunes, 16 de marzo de 2009

ESPEJISMOS Y VOCES ROTAS

Los lunes las esperanzas juegan a no ser espejismos en el desierto de la ciudad. El sonido de la calle que llega hasta donde escribo parece querer reafirmar que la vida ha caído en la trampa otra vez, mas a mí me parece que simplemente todo está en silencio, y que son sólo los estertores de algo que se apaga, imágenes y ruidos difusos que se pierden en vericuetos imposibles.
Los lunes a mi amargura le queda toda una semana para poder masticar todos los sueños no cumplidos, y poder escupir luego sus trozos sobre el hastío de tanta soledad y tanto deseo frustrado. Sí. Es el primer día de la semana, y el último al que aferrarse antes de soltarle la mano y despeñarse por el calendario hasta un abismo sin nombre. Qué lejos quedan ahora los días de redacción, los saludos de mi secretaria cuando entraba por la puerta, y dejaba luego mi chaqueta en el perchero como queriendo cubrir, sin entonces saberlo, el futuro negro que ahora todo lo tiñe.

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